lunes, 10 de mayo de 2010

Hablar de Heroína es darme la mano y sacarme de allí...


Me encantan los vagabundos, los "homeless", esos tiraos de la vida que han tenido una vida realmente vivida y ya no quieren vivir más y simplemente vagan por las calles buscando un poco de alcohol, alguna colilla y un bocadillo de queso.

El sábado pasado mientras trabajaba apareció la yonki Carolina. Ella es parte de Fuengirola. Siempre va con un par de pimpollos y te pide algo para comer o un cigarrito. No te pide dinero. Te pide lo escencial. Comida, tabaco y alcohol. Entró en la taberna donde estoy currando y nos preguntó con cara de pena si teniamos algo para comer. Si nos sobraba algo. Sin dudar mi compañero la hizo pasar, se metió en la cocina conmigo y con media baguette de pan le preparamos un bocadillo de queso curado con aceite de oliva. Se lo pusimos en el plato y la invitamos a que se siente y lo coma tranquila. Nos agradeció con los ojos brillantes y marchó.

Lo mismo en la playa. Siempre aparece un hombre por las noches y te pide un vaso con un trago de algo. Especialmente las noches de invierno y si le das alguna bebida fuerte, se la bebe sola, para calentarse el cuerpo y el alma. Te agradece, te bendice y se marcha feliz.

Nunca he dudado en darle algo a alguien que es sincero y te pide porque no tiene, pero que te pide lo esencial: drogas, tabaco, comida, alcohol. Si me piden un cigarro se lo suelo dar y si tengo dos, también. Una noche le regalé una botella de vino entera a un alemán solo porque tenía una guitarra y tocaba con una moneda.

En cambio, hay un hombre en la puerta de la estación de Renfe de Fuengirola que te pide 50 céntimos para el tren. TODOS LOS DIAS. La primera vez que lo ví, se los dí. Al segundo, no me reconoció y me volvió a pedir. Al tercero, lo mandé al carajo.

Hoy, dos meses después de aquel día, he vuelto a verlo, como casi todos los días...

Iba yo de la mano de mi mujer, tranquilamente paseando y lo escucho:

- Disculpa, ¿tienes 50 céntimos para el tren?
- Illo, ¿cuánto te sacas al día?

- ¿Cómo?

- Sí, ¿cuánto te sacas al día pidiendo a todo el que pasa 50 céntimos?


Mi mujer hizo una ligera -pero contundente- presión en mi mano, tiró de ella, me miró con cara asesina, y agregó:

- Fer! Para! Vamos!

Nunca me enteraré cuánto se gana teniendo la cara de piedra.
Eso sí, mañana iré y le diré:
¿50 centimos para el tren? ¿Adónde quieres ir? Vamos, que yo te compro el billete.


Daroga Inc. - Me gustan los vagabundos sinceros, los yonkis colocados, los indigentes artistas y el chocolate espeso.