lunes, 3 de agosto de 2009

Hablar de heroína me resulta una ironía II

Y evitando profundizar en sentimientos tramposos, se puso a indagar y sin obtener respuestas claras, sólo se contentó con sus divagaciones. Entre tantos pensamientos torcidos recordó una noche en urgencias, cuando un "yonki" comenzó a gritarle: - Los hijos de puta como tú mataron a Madeleine. La mataron. Tú la mataste. Madeleine está muerta. ¡Hijos de puta! Le hizo gracia la visión que el mundo tenía de su apariencia. Ellos la reconocían, se acercaban, le hablaban, se sentaban a su lado. Muchas veces la insultaban. Ella les sonreía, le hacía gracia.
- ¿Por qué todos los indigentes se nos tienen que acercar?, preguntó, harta de la situación.

- Es mi culpa, los atraigo como la miel atrae a las abejas. Soy irresistible y a mi lado se sienten un poco más normales. - dijo, haciendo gala de su infatigable ironía.


Volvió a leer el mensaje. Le resultó extraño leer el remitente y que su corazón no latiera más deprisa, una sarcástica media sonrisa se dibujó en su rostro. Resultaba hasta un punto enfermizo, intentaba comprender el mensaje, pero no podía y aquello la enfadaba aún más. Rozaba lo obsesivo y eso la asustaba. Sabía cuales eran sus limitaciones y aquellos pensamientos no eran sanos. Cogió una hoja y comenzó a anotar. Sabía que al dejar de escribir, aquello que sentía se iría, junto con la hoja, a la basura. No era sano. No era nada sano.


Una inexplicable atracción le recorría el cuerpo y la mente cada vez que, de nuevo, aparecía. ¿No te había quedado claro la última vez? ¿No fui suficientemente clara o cruel? ¿Qué te mueve a hacer lo que haces? ¿No causaste ya suficiente daño? -, volvió a recapitular. No entendía por qué lo hacía, ni que pretendía. No se paró a reflexionar en las consecuencias de haber estado pensando en ese mensaje todo un día. Solo un pensamiento le rondaba la cabeza...


Visitó a una vieja amiga y le contó la situación. Su respuesta más que enfadarla, le causó cierta gracia:

- Siempre maravillaste a las desgracias humanas y a tí siempre te cautivaron. Ni te acerques esta vez.

No apartó la mirada, sabía que resultaba cruel y retorcida. Estiró el brazo y cogió un Lucky Strike. Fumó y no le respondió, sólo la miró.



Volverá a continuar...?


Daroga Inc. -
Cuando después de escupir al cielo, estás limpiando con tu lengua mi suelo, ahora sí, me siento un poco mejor...

2 comentarios:

  1. Fer...ahora te voy a meter más prisa todavía!
    me encanta la parte en la que fuma y la mira sin contestarle. Esa imagen la recreo mi cabeza como si nada. Parece acostumbrada.

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